La importancia de ventilar durante el invierno
Durante el invierno, las bajas temperaturas, junto al aumento de las lluvias, hace que las personas permanezcan mayor tiempo en recintos cerrados, resguardándose de las inclemencias del tiempo, lo cual puede provocar que se expongan a altos niveles de contaminación intradomiciliaria, debido a la mala ventilación.
Por un lado, el uso de calefactores que no evacúan sus gases al exterior (estufas a parafina, gas, entre otras), el polvo en suspensión existente en los recintos interiores, la presencia de gérmenes e incluso el humo del tabaco, irritan la vía aérea y aumentan los síntomas provocados por las infecciones respiratorias.
Imagen 1: Impurezas en el aire ambiente (Bustamante, 2009)
Por otro lado, el exceso de humedad interior (producto de la cocción de alimentos, de la ducha, del aseo, de la ropa húmeda, entre otros), puede provocar presencia de condensación al interior de las viviendas, es decir, que el vapor de agua presente en el aire, se condense, transformándose en agua líquida, lo cual puede significar el deterioro de la construcción.
Imagen 2: Humedad producto de la cocción de alimentos (Bustamante, 2009)
Para tener una buena calidad del aire, es necesario que éste sea renovado en forma constante, de manera de evitar riesgos de contaminación y de condensación. Por esta razón es que se recomienda ventilar todos los días, de manera de renovar el aire de los espacios cerrados, eliminando humedad y contaminantes intradomiciliarios. Asegurando mayor durabilidad de la vivienda, aumento de los niveles de confort, permitiendo ahorrar energía y mejorar la salud de sus habitantes, disminuyendo la proliferación de esporas y microorganismos.
Por las razones descritas es que se recomienda (CDT y CChC, 2012):
- Ventilar periódicamente la vivienda:
Ventilar cuando haya buen tiempo, ya que el ventilar en días de lluvia o inmediatamente después de ella, es contraproducente, ya que el aire se encuentra saturado de humedad, ingresando ésta al interior de las viviendas.
- Expulsar el vapor de la cocina:
La cocción de alimentos es una gran fuente de vapor, por lo que se recomienda instalar extractores de aire, o una campana con extractos, de manera de eliminar la humedad resultante de la cocina.
- Lavar, secar y planchar ropa en ambientes ventilados:
Se recomienda realizar estas actividades al exterior de la vivienda o en su defecto, en algún lugar que posea ventilación directa hacia el exterior.
- Ventilar adecuadamente el baño:
Al bañarse con agua caliente se genera una gran cantidad de vapor, es por esta razón que se recomienda ventilarlo constantemente e instalar un sistema de extracción de aire para eliminar el exceso de vapor producido por la ducha.
- Utilizar sistemas de calefacción que expulsen gases al exterior:
Se deben evitar las estufas de llama abierta (estufas portátiles a parafina o a gas), ya que estas liberan gases cargados de vapor de agua, producto de la combustión, hacia el interior de la vivienda.
- Mantener la menor cantidad de plantas posibles al interior de la vivienda:
Toda el agua utilizada en el riego de las plantas es liberada al ambiente en forma de vapor por transpiración, por lo tanto para prevenir la humedad por condensación es importante no mantener una gran cantidad de plantas al interior de la vivienda.
Finalmente, al momento de diseñar la envolvente de la vivienda, es posible determinar el riesgo de condensación, evitándola y disminuyéndola. Diseño que cobra gran relevancia para asegurar la durabilidad de la vivienda. Además, la orientación de las ventanas cobran gran importancia al momento de asegurar una buena ventilación, ya sea para eliminar contaminantes intradomiciliarios o como mecanismo de enfriamiento en temporadas calurosas.
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